sábado, 21 de mayo de 2011

Paraliteratura

La paraliteratura no tiene intención artística y puede pertenecer a géneros literarios.Los panegíricos que son obras de alabanza no tienen función o atención artística por eso es paraliteratura.

A la paraliteratura le falta intención artística y tampoco tiene ficción pero si usa las funciones expresivas y poéticas. La paraliteratura no concibe el principio de belleza en sí misma, sino a través de una utilidad.

Abarca también el terreno de la enseñanza e instituciones donde lo paraliterario es un hecho fundamental ante la crisis de los estudios literarios, que se va a convertir en crisis de los estudios culturales, algo que no se puede remplazar por la literatura.Interviene todo un sector de producción literaria que hasta este momento se le ha considerado marginal.

La relación entre literatura y paraliteratura resulta simultáneamente conflictiva y dialógica a la vez que utilizan, para su consecución, la parodia de elementos paralitararios como el cliché verbal, temático o narrativo, el folletín, la novela rosa, la novela policíaca, la novela erótica, fábulas radiofónicas, microtextos periodísticos, filmes…

En este sentido, la parodia es imitación e inversión, a la que se añade la hipérbole.

Generalmente, y en relación con la narrativa, se halla una serie de ingredientes fijos en la moderna novela que llega a ser best seller, como por ejemplo, el grado de referencialidad con que se enfoca un tema “de la vida real”, que puede ser tema de la actualidad de los media, asociado a un efecto buscado de realidad, y que se expresa a través de un estilo “periodístico”. Se le añaden, en diferentes proporciones, otros ingredientes, como, por ejemplo, el erotismo, más o menos explícito, episodios de violencia más o menos melodramática, y la reconciliación con lo didáctico, a través de la información o exposición presuntamente objetiva de datos, es decir, un hibridismo de estilos y subgéneros, que, si bien no es exclusivo de los productos paraliterarios (aparece en obras narrativas, paródicas, postmodernistas, que incorporan recursos paraliterarios), es otro rasgo característico. Y también, hallamos la repetición de los estereotipos de una estructura básica o de fondo, aunque haya variaciones en la estructura superficial.
Ahora se habla de paraliteratura pero en otras épocas se hablaba de folletín, de pulp fiction o de Kitsch. De este último toma la característica tendencia a la imitación y falseamiento de temas serios, así como la explotación del exceso.

Una característica que prácticamente define la paraliteratura es su similitud con el espectáculo televisivo, el ritmo sincopado de las respuestas, la tensión alrededor de la acción y no de las ideas… A diferencia de la literatura canónica, la paraliteratura nunca sorprende entregando otra cosa que lo que el lector busca. Mientras que una obra clásica es imposible de clasificar en un género, la paraliteratura siempre está dentro de un género y si tiene éxito puede dar lugar a un subgénero de libros: las típicas secuelas. En el entramado del relato predomina el diálogo sobre cualquier elemento descriptivo o cualquier digresión. En definitiva, la paraliteratura vive del halago al lector, pues sus personajes son parecidísimos al lector medio y sus reacciones son típicas.

1 comentario:

  1. Tampoco has definido bien paraliteratura y lo que aportas, está copiado de una página web... no está elaborado por ti.

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